Los bocetos quizás de Emile Bellet

Emile Bellet: Con vestido amarillo<br />Litografía original f/n

Emile Bellet: Con vestido amarillo
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Emile Bellet, un pintor francés que ha obtenido fama y reconocimiento al otro lado del Atlántico, tiene ese "toque francés" que a los estadounidenses les gusta tanto: la capacidad de un pintor clásico de liberarse del clasicismo con total simplicidad, sin renunciar a los fundamentos del pasado.

La mujer es, y sigue siendo, uno de los temas predilectos de los artistas. Desde el misterio ancestral de la madre hasta la fascinación intemporal de la amante, aquí está la musa iluminando el mundo, como sabía expresar y pintar tan bien Dalí.
En la obra de Bellet, esta fascinación parece la de un instante fugaz, casi borroso, que se graba para siempre en la memoria. Una silueta que se recorta sobre un fondo apenas esbozado. Un momento de vida capturado por el ojo, un momento de deseo entregado como un recuerdo precioso.

Emile Bellet: Apoyada<br />Litografía original f/n

Emile Bellet: Apoyada
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Emile Bellet: El piano<br />Litografía original f/n

Emile Bellet: El piano
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Y de repente aparece la falla, la espera que se hace visible, más allá del momento robado. Cuando el movimiento de las hierbas altas que se inclinan bajo una brisa sugerida, cuando las flores que se estiran hacia un sol deseado, se oponen a las siluetas femeninas lánguidas, en espera de un evento (¿un hombre?), que viene a su encuentro para animarlas a su vez.
Autodidacta, Bellet supo tomar de lo que existía, eligiendo amar la simplicidad de los bloques de color de De Staël y la furia cromática de los Fauves; eligiendo estar enamorado de finales de los años cincuenta, cuando Grace Kelly era la musa de Hitchcock y los colores del Mediterráneo se imprimían en las películas Technicolor de MGM.

Así, con sus pinceles y brochas, Emile Bellet nos cuenta un tiempo soñado cuando las mujeres, apenas salidas de los miriñaques, esperaban, apoyadas en las barandillas de terrazas con vistas al mar, al príncipe, seguramente encantador, que vendría a liberarlas de ese momento en el que nada sucede, pero donde todo sigue siendo posible.
Porque esto es lo que Bellet capta tan bien, y lo que lo ha hecho tan famoso: la representación de un futuro posible...

© Textos y Fotos: Natacha PELLETIER para PASSION ESTAMPES

Emile Bellet: En un campo de girasoles<br />Litografía original f/n

Emile Bellet: En un campo de girasoles
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