De Pablo, señor en su siglo, conservamos...

En el recorrido clásico de un amante del arte, siempre hay un lugar para Picasso. Ya sea que lo ames, lo detestes, hayas diseccionado su obra o simplemente te hayas enamorado de una de sus obras, si estás leyendo este texto, es probable que tengas una opinión sobre el hombre y/o su pintura.

Picasso: Tres mujeres en primavera<br />MoMA Nueva York © Passion Estampes

Picasso: Tres mujeres en primavera
MoMA Nueva York © Passion Estampes

El comienzo del siglo XX fue una explosión de ideas, innovaciones y reposicionamiento artístico. Siguiendo a los impresionistas y al modernista Klimt, jóvenes artistas se expresaron por primera vez lejos del academicismo tradicional. Junto a Braque, Picasso reinventó la perspectiva, la profundidad de campo y desechó la idea de un primer plano opuesto al segundo. Pero mientras Braque analizaba metódicamente, a veces fríamente, Picasso, el mediterráneo, lleno de ardor y pasión, explotó de amor en el lienzo, llenó cuadernos de dibujos tan vívidos como instintivos, tan completos como incompletos. Porque él mezclaba todo: su vida y su trabajo, su historia personal y la gran historia que arrasaba la tierra de su nacimiento, sus encuentros románticos y amistades, a veces teñidos de celos.

Picasso es reconocible a primera vista, aunque su estilo evolucionó a lo largo de su vida y varios periodos altamente distintivos marcaron su obra. Su trazo del lápiz, su espontaneidad trabajada, sus obsesiones personales, su gusto por la provocación, su manera de enfrentarse a los más grandes de su arte para ser juzgado algún día y ser designado ganador (no tenía dudas al respecto), lo llevaron a expresarse en una urgencia creativa constante y hicieron mucho para que entrara en el imaginario colectivo... ¡en vida!

Picasso: Joven delante de un espejo<br />MoMA Nueva York © Passion Estampes

Picasso: Joven delante de un espejo
MoMA Nueva York © Passion Estampes

Picasso: Mujer con Busto en Forma de Corazón<br />Antibes © Passion Estampes

Picasso: Mujer con Busto en Forma de Corazón
Antibes © Passion Estampes

Una de las cosas más notables de Picasso fue su forma de ser un hombre en su siglo. Mientras Matisse vivía recluido, entre una habitación en el Hotel Regina de Niza y los placeres de algunas jovencitas que pintaban sus papeles de gouache, ¡Picasso estaba en todas partes! En los periódicos, en las estaciones balnearias de la Costa Azul, en brazos de actrices de Hollywood, junto a Dominguin cerca de la Plaza de Toros, cerca de las pistas, en Grenoble, en 1968... Picasso estaba donde estaba la actualidad, porque a Picasso le encantaba la fama. Mucho antes que Warhol, él había comprendido que crear no lo era todo, pero saber venderse era algo esencial en la vida de un pintor.

Moderno, ese es uno de los términos que mejor define a Picasso. Fue moderno y sigue siéndolo, 35 años después de su desaparición. En un tango que mezcla amor, sexo y muerte, nos llevó a donde lo real cohabitaba con lo imaginario. Reinventó la mirada y nos mostró, nos demostró que un pintor podía cambiar nuestra percepción de la realidad.

Picasso: Cojín desnudo con toalla<br />Disponible para la venta en el sitio web

Picasso: Cojín desnudo con toalla
Disponible para la venta en el sitio web

Picasso: Litografía 'El Gusto de la Felicidad'<br />Disponible para la venta en el sitio web

Picasso: Litografía 'El Gusto de la Felicidad'
Disponible para la venta en el sitio web

De Pablo Picasso, señor en su siglo, guardamos, en este milenio naciente, imágenes fuertes como las de 'Las señoritas' o 'Guernica', placeres simples de amante del arte como los bocetos de las décadas de 1950 y 1960 donde los cuerpos se sugieren en 5 trazos de lápiz, un recorrido de un europeo arraigado en una cultura que contribuyó a rediseñar, una imagen de un hombre que amaba las conquistas... Y si, al dar la vuelta a un lienzo en el Grand Palais, sientes tanto el lugar que ocupó el español en los cinco siglos de pintura que acaban de pasar, como los sabores de años que han desaparecido para siempre pero que una fotografía de Doisneau, unas líneas de Hemingway o unos segundos de una película de Clouseau pueden revivir en un instante, es porque la magia también te habrá tocado. La magia de Picasso... © Textos y Fotos: Natacha PELLETIER para PASSION ESTAMPES