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Biografía de Gustav Klimt
Gustav KLIMT nace en 1862 en las afueras de Viena, Austria.
Su padre es un cincelador orfebre y su madre sigue una carrera lírica; al igual que él, uno de sus hermanos será pintor.
Inmerso en este ambiente artístico, es natural que siga este camino y entre a la edad de 14 años en la escuela de artes decorativas del museo de arte e industria de Viena.
Gana la vida realizando retratos a partir de fotografías, antes de abrir un taller con su hermano, Ernst. Juntos realizan numerosas obras comunes, especialmente para frescos teatrales. KLIMT mantendrá toda su vida el gusto por obras de gran tamaño, casi monumentales.
En 1892, su hermano Ernst y su padre fallecen, sumiéndolo en una profunda crisis, aunque su trabajo conoce un gran éxito y el reconocimiento llega con numerosos premios.
Pero Klimt permanece insatisfecho, encontrando que su arte permanece demasiado cerca de una expresión estilizada, que considera sobrevalorada, heredada de un tiempo que ya no es o que no será más, muy pronto....
A partir de 1897, entra en un período extraordinariamente creativo que lo verá realizar más de 4000 dibujos en menos de cinco años. Sus temas son entonces el erotismo, el amor y la representación del cuerpo humano en toda su fragilidad.
Acusado de ser un pornógrafo por la burguesía y los conservadores, seguirá sin embargo por este camino, especialmente con la creación del grupo "Secesión", que refleja otros grupos del mismo nombre, creados principalmente por expresionistas alemanes.
Es precisamente en ese año, 1897, cuando conoce a Emilie Flöge, que será su compañera hasta el final de sus días y de quien realizará un solo retrato.
Al alba del siglo XX, comienza a exponer en toda Europa y a encontrar un reconocimiento que Austria ya no le otorga.
En 1905 en Berlín, premio "Villa Romana"; en 1906, se convierte en miembro honorario de la academia real bávara de artes decorativas en Múnich; en 1908, recibe la medalla de oro por "Las Tres Edades de la Mujer", durante una exposición de arte en Viena; en 1911, primer premio en una exposición internacional en Roma.
Su obra sigue siendo hoy (ver la venta del Retrato de Adele Bloch-Bauer, en 2006 en Nueva York) reconocida y admirada como el detonante, e incluso el símbolo, de todos los movimientos en ruptura con la antigua tradición pictórica que vieron la luz, desde principios de siglo hasta la Primera Guerra Mundial.
(c) Natacha PELLETIER para PASSION ESTAMPES
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